Una de las tantísimas exposiciones acerca de nuestro ambiguo y desconocido poeta y héroe nacional Rubén Darío, en la Artefactoría, 1996. El afiche de la muestra publicado en El Nuevo Diario molestó a Pablo Antonio Cuadra, que lo veía como una afrenta a Rubén, por haberle encajado el sombrero de Sandino. Pero qué va. Venimos de ese chacuatol. Aquí no hay pureza en nada.
La última de las instalaciones individuales de 1995 en la Artefactoría. De Aparicio Arthola, surgida según el artista de la idea de un viaje a Europa que tenían como grupo anunciado por la Tere, entre otros temas. Había un tren, unos muertos (esculturas) y varios personajes típicos afeados de Arthola.
La tribulación de Don Marcos y don Marquito, fue una vela en la Artefactoria, o sea trataba acerca de la muerte y su constante asedio. Se repartió café, se jugó desmoche, se bebió guaro lija. Se cantaron las canciones de los angeles negros, se contaron chistes de Quevedo. El ataúd estaba pintado en el all-over típico de Denis entonces. Era como que estaba enterrando toda una etapa o una obsesión. La más oscura de todas las instalaciones.
La instalación de Juan Bautista Juárez (Juancito) fue una inmensa pintura que envolvió uno de los cuartos de la Artefactoria. Al penetrar en el recinto oscuro aparecían proyectados sobre la pared una serie de retratos de Rubén Darío. Recuerdo los de Schiaffino y Guayasamín, éstos mismos se reflejaban sobre un espejo que se movía constantemente volviéndolos a proyectar sobre las paredes. Salías mareado y entonces Juan te preguntaba: ¿Darías el negro?, sin la coma.
Sarambambamba fue una explosión de psicodelia. La Tere se trajo la playa para Managua. La sala estaba llena de arena y conchas y tenías que estar descalzo obvio. Había una canoa y unas redes. Había barcos de papel sobre mesas de luz y la luz negra hizo presencia cambiando los colores de todo y de todos. El espíritu kitsch y desenfadado de Teresa marcó a todo ArteFacto. Sarambambamba era lo opuesto a un convento de monjas.
Instalación de Patricia Belli en la Artefactoria. Era un túnel angosto. Un túnel incómodo y a la vez sensual. Y avanzaban los peregrinos despacio tanteando aquella piel roja. De pronto allí estaban este poco de locos egregious: Dalí, Poe, Darío, Van Gogh, el loco del tarot de Marsella. Al final varios de los locos se escaparon del túnel. Filmamos y aún existe el vhs para probarlo. Patricia se excedió con esta instalación. Vaya mala costumbre.
Esta fue una muestra importante para Celeste González. Acá dio rienda suelta a su imaginación en el uso de la fotografía, no como fin sino como un medio de investigación. Una serie de esculturas construídas con ensambles de fotos aparecieron en la Artefactoria. Estaba este carrusel que giraba y hacía unos ruidos perturbadores y había una pieza, casi emblema de lo que pretendíamos entonces, en que las fotografías sumergidas en frascos de vidrio llenos de agua comenzaban a desaparecer, y desaparecieron. La galería oscura, las piezas brillando. Todo un viaje a propósito de los huelepegas que también aparecieron por allí.
Acabábamos de regresar del viaje a Preston y David había quedado atrapado con la obra de Rebecca Horn. La locura/la angustia en aquellas salas del museo. Los locos y locas de Chontales solo se pegaron. Estaban al centro zarandeándose como sábanas o banderas. La noche de la inauguración Juan Bautista Juarez apareció saltando encima de las baladas de Alci Acosta. La cantina se volvía galería de arte. Después derramó la sangre sobre el piso y se hizo un charco con una forma extraña.
“Instalaciones y confecciones al margen de la pulpería” fueron una serie de acciones plásticas realizadas en la artefactoria durante el año de 1995. Cada artista residente realizó un proyecto personal. Voces del Monte, de Raul Quintanilla Armijo fue el primero. En el catálogo salían los zapatistas. La idea no era descubrir la identidá, sino agarrarla a patadas, como se hizo al final con la instalación misma al ser destruida. Copal/ fragmentos y tiestos/ zapatoncitos/ Maíz en mazorca y en lata/ bolsas de agua para alejar las moscas/ sal/ una 50 del tiempo de Sandino/ la quena/ el humo.
TdT (1994-1996) fue la primera exposición de arte de Centroamérica que salió fuera del potrero. La curó Joanne Bernstein y se concentraba como lo indica su nombre en el arte de los países marcados por la guerra y el conflicto y la revolución. Fue la primera vez que vimos a una curadora trabajar con seriedad y entrega. Vino tres veces a Nicaragua. Visitó talleres, se reunió con artistas, habló con galeristas e historiadores. Finalmente escogió a David Ocón, Aparicio Arthola, Raúl Quintanilla y Alfredo Caballero, todos asociados a la ZTA de ArteFacto. Idea desde Centroamérica y de carácter inclusivo como región. En Londres conocimos a la raza centroamericana de El Salvador y Guatemala, qué experiencia más rica. La muestra la inauguró Harold Pinter en el Museo Harris de Preston. Después anduvo por varias ciudades del reino y al final acabó en Managua, en Monseñor Lezcano.
Exposición itinerante de arte centroamericano (Guatemala, El Salvador y Nicaragua) curada por Joanne Bernstein, exhibida en Inglaterra de 1994 a 1996, posteriormente fue montada en la Artefactoría en 1997. Los cuatro artistas nicaragüenses participantes fueron los miembros de ArteFacto: Raúl Quintanilla, David Ocón, Alfredo Caballero y Aparicio Arthola.